17.4.13

LAS CRISIS Y LOS SIGNOS





de ASTROLOGÍA ESOTÉRICA (AAB)

Seguiremos al hombre de un signo a otro hasta que -en el afán y el dolor- forje el equipo y desarrolle penosamente el mecanismo que le permitirá llegar a un mayor momento de crisis en su vida cíclica, donde comenzará a liberarse del sendero de la gran ilusión, el cual ha recorrido durante eones desde Aries a Tauro vía Piscis y -retrocediendo- empezará a recorrer el sendero de luz desde Aries a Piscis vía Tauro. Este cambio de experiencia está bellamente expresado en la sexta parte de El Antiguo Comentario:
“La Cruz de muchos cambios (CRUZ MUTABLE, AAB) sigue su rotación, llevando en sí crucificada la forma de un hombre, en quien existe la simiente de toda ilusión.“Pero el hombre que ha sido crucificado desciende -aunque no lo sepa- y palpa su camino hacia otra cruz (y con dolor y muchas lágrimas percibe) -una cruz de luz enceguecedora, de ardiente dolor, de amarga pena, y sin embargo es la Cruz de la Liberación, la CRUZ ESTÁTICA, FIJA en los cielos y custodiada por el Ángel.“Detrás de esa Cruz aparece otra Cruz que él no puede alcanzar (el Ángel custodia el camino!) hasta que el Toro desgarre y despedace al hombre; entonces -la Luz brilla; hasta que la terrible Serpiente luche con el hombre y lo ponga de rodillas, entonces -se eleva hacia la Luz; hasta que el León sea domado y el secreto de la Esfinge revelado, entonces -se revela la Luz interna; hasta que el hombre eleve su cántaro de agua y se una a las filas de los Portadores de Agua, entonces la afluencia de la corriente de la vida llenará su cántaro y agotará el estancado charco, purificando su fuente; así revela el camino oculto que conduce a la recóndita Luz, ocultada por la última Cruz. Entonces, desde la Cruz del hombre, el Iniciado halla su camino; pasa al Ángel y deja tras sí el velo interno rasgado, y ascendiendo a la CRUZ MAYOR, penetra en el día, el día final. Se detiene para él la rueda. Se desvanecen para él el Sol y las estrellas. Se ve una gran Luz y...”


Las tres cruces del Gólgota fueron símbolos bíblicos de estas tres cruces astrológicas: la CRUZ COMUN o MUTABLE, la CRUZ FIJA y la CRUZ CARDINAL.


... no existe necesariamente esta ordenada secuencia del recorrido ni el paso ininterrumpido de un signo a otro, tal como se menciona. Todas las almas encarnan en el signo de Cáncer. Así, la primera encarnación de cada ser humano tuvo lugar en este signo, “la entrada en la vida de quienes deben conocer la muerte”, y Capricornio es otra puerta llamada esotéricamente “la entrada en la vida de quienes no conocen la muerte”. A medida que transcurren las edades, el hombre entra y sale en todos los signosy el signo de cada uno es determinado por el rayo de la personalidad, que cambia vida tras vida. En esos signos aprende las lecciones necesarias, amplía su horizonte, integra su personalidad, empieza a sentir al alma condicionadora y descubre su dualidad esencial. Cuando está en el Sendero del Discipulado (y en éste incluyo al de la Iniciación) un murmullo esotérico le dice que está siendo condicionado por el infatigable Observador, el alma, y está sujeto (en las etapas finales del Sendero) a 12 encarnaciones, una en cada signo. En ellas debe probarse a sí mismo, logrando grandes momentos de crisis, particularmente en cada una de las constelaciones de la Cruz Fija. De un punto a otro, de una etapa a otra y, finalmente, de una Cruz a otra, lucha por su vida espiritual en las 12 casas y en las 12 constelaciones, sujeto a innumerables combinaciones de fuerzas y energías -de rayo, planetarias, zodiacales y cósmicas- hasta que se “renueva” y se convierte en “el hombre nuevo”, es sensible a toda la gama de vibraciones espirituales en nuestro sistema solar y logra ese desapego que le permitirá eludir la rueda del renacimiento. Ha realizado esto ascendiendo a las tres Cruces -la CRUZ de la Personalidad o la forma cambiante; la CRUZ del Discípulo o el alma eterna, y la CRUZ del Espíritu...
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