Que cada uno obtenga el control de la palabra,
y recuerden que el factor más poderoso
para controlar la palabra es un corazón amoroso.
La charla desordenada y desbocada,
una conversación plena de odio, una insinuación cruel,
una sospecha, la atribución de móviles erróneos
y malintencionados a personas y pueblos
y la diversidad de actitudes que separaron
a las naciones del mundo, llevaron a la actual situación...
Es muy fácil adoptar las mismas costumbres de hablar
y pensar que prevalecen a nuestro alrededor
y participar de las habladurías y odios.
Cuídense esforzadamente de esto
y no digan nada que pueda encender el odio
y la suspicacia respecto a cualquier raza, persona,
grupo o líder de grupos y naciones.
Deberán precaverse cuidadosamente para,
aún en defensa de lo que personal o nacionalmente
puedan aprobar, no quebrantar la ley del amor.
Quizás la clave para el éxito en esta línea
sea el silencio de un corazón amoroso.
LA EXTERIORIZACIÓN DE LA JERARQUÍA, ALICE A. BAILEY