“Si la inofensividad es la nota clave en sus vidas, podrán producir más condiciones armónicas en la personalidad, que cualquier disciplina en otras lineas. La depuración drástica obtenida al alcanzar la inofensividad ayudará mucho a eliminar estados erróneos de conciencia.
La inofensividad es la fuerza más poderosa que existe en la actualidad. No me refiero a la no resistencia, sino a esa actitud metal positiva del que no piensa mal. El que no tiene malos pensamientos ni hace mal a nadie es un ciudadano del mundo de Dios.
La inofensividad prepara el camino para que fluya la vida; elimina las obstrucciones que impiden la libre afluencia del amor y es la llave que libera la naturaleza inferior de las garras de la ilusión mundial y el poder de la existencia fenoménica.
La inofensividad produce, en la vida, cautela en el juicio,reticencia al hablar, habilidad para abstenerse de toda acción impulsiva y demuestra un espíritu exento de crítica. De esta manera, las fuerzas del verdadero amor y también esas energías espirituales que parecen vitalizar la personalidad pasarán libremente y, en consecuencia, conducirán a la acción correcta.
Estudien su conducta diaria, sus palabras y sus pensamientos, hasta lograr se completamente inofensivos. Oblíguense a pensar sobre esas ideas, respecto a ustedes y a los demás, para que sean constructivas y positivas y, por tanto, de efectos inofensivos. Examinen el efecto emocional que ustedes producen sobre otros, de manera que ningún estado de ánimo, de depresión o de reacción emocional pueda dañar al semejante. Recuerden, en conexión con esto, que la aspiración espiritual violenta y el entusiasmo mal aplicado o mal orientado pueden fácilmente herir a un semejante; por lo tanto, cuiden sus tendencias erróneas y no sólo sus virtudes.
La inofensividad a que me refiero, concierne a ustedes, no es la actividad negativa, dulce o bondadosa, como muchos creen. Es un estado mental que, de ninguna manera, niega la acción firme y drástica. Concierne al móvil e involucra la determinación de que el móvil detrás de toda actividad debe ser la buena voluntad. Este móvil puede conducir a hechos y a palabras positivas, a veces desagradables, pero como la inofensividad y la buena voluntad condicionan el acercamiento mental, no puede surgir otra cosa que el bien.
Quien trate de practicar la inofensividad positiva, que se manifiesta en el correcto pensar (por estar basado en el amor inteligente), en el correcto hablar (por estar regido por el autocontrol), en la correcta acción (por estar fundada en la comprensión de la ley), descubrirá que tal tentativa exigirá todos los recursos de su ser y tomará mucho tiempo realizarlo. No es la inofensividad que proviene de la debilidad y de una disposición sentimental afectiva, que rehúye las molestias, porque trastorna la armonía establecida de la vida. No es la inofensividad del hombre o mujer negativos, impotentes y poco evolucionados., que no tienen el poder de perjudicar, por estar mal equipados para hacer daño.
Al contrario, la inofensividad brota de la verdadera comprensión y control de la personalidad por el alma, la que lleva inevitablemente a la expresión espiritual de la vida diaria. Emana de la capacidad de penetrar en la conciencia y en la comprensión de nuestro prójimo y, cuando se ha logrado, todos se perdona y se pierde de vista en el anhelo de ayudar y auxiliar.
Por lo tanto, habrán visto por qué he señalado tan enfáticamente la necesidad de la inofensividad, pues es el método científico por excelencia, hablando esotéricamente, de limpiar la casa y purificar los centros y permitir la entrada de energías superiores.”